Instituciones públicas: Los pequeños reinos
En este país, mi país, tu país,
como dice la canción de la inolvidable María Teresa Chacín, la agenda sectaria
de una minoría se impone en nuestra misma cotidianidad. En esta ciudad, mi
ciudad, tu ciudad, hay gente experta en excluir, funcionarios entregados a
bajas pasiones, prestos a fortalecer muros alrededor de sus pequeños reinos.
Así el maltrato cultural que
recibe el ciudadano con el bombardeo de antivalores en la industria del entretenimiento se refuerza con la escasa
oferta de actividades integrales para el desarrollo a través de las artes
disponibles. El eventismo es el orden del día. Cultura, la caja chica. Cultura,
la agencia de festejos. Cultura, la decorativa, la protocolar, la tradicional
para que ser uno de esos amigos a montones de la supuesta cultura popular. Y, ojo,
ninguna institución se salva de esos mezquinos que, para hacer honor a la
verdad, conviven paradójicamente con esfuerzos aislados que dependen de
voluntades individuales, de gestos quijotescos.
Hay que aplaudir, por ejemplo, a
la Fundación para la Cultura de la Ciudad de Valencia con el concepto
integrador de Plazarte, la Secretaría de Cultura del Gobierno de Carabobo con
su oferta expositiva, el Gabinete Carabobo del Ministerio de la Cultura con la
reproducción de los programas nacionales como la Filven o el Festival
Internacional de Poesía, el Salón Michelena en su lucha por recuperar espacios,
el Mercado de Diseño de la Galería Universitaria, los talleres del Gabinete del
Dibujo y la Estampa, los espacios ganados por gente valiente en la sede de La
Pastora de Tknela Teatro y en su Encuentro Más Allá de los Cuentos de Canoabo o
la vitalidad artístico-social del Teatro Insurgente Cristóbal Ruiz en Frapom,
la creación y consolidación con tres producciones de la Compañía Estable del
Teatro Municipal de Valencia, la Red de Danza y su Diplomado en el CUAM, la alta
calidad artística de tantas agrupaciones, el trabajo de colectivos como la Zona
de Descarga, Transeúntes, Vibración Positiva, La Letra Voladora, Colectivo
Cultural Pocaterra, Iguanas del Cabriales, Sociedad Carabobeña de Expresión
Poética y Ghetto Sur, la vanguardia formativa de la Escuela de Artes Plásticas
Arturo Michelena o de la academia privada Artmónico, y así sería largo contar
tantas historias locales de exitosa productividad artística.
(Imágenes del Plazarte de Fundacultura en las plazas Santa Rosa y Fabián de Jesús Díaz)
Ahora bien, con tantas cosas
positivas no termina de articularse un poderoso movimiento transformador de la
sociedad y el alcance aislado de cada iniciativa no pasa de ser focal. Por eso
hay que incrementar nuestra preparación, nuestra intercomunicación, escuchar,
reflexionar, diseñar una respuesta y ejecutar soluciones con excelencia. Romper
los círculos cerrados y transformarnos en red abierta.
Y para los negligentes,
desmotivados, mediocres y canes cerberos sempiternos de la cultura, les
decimos: No siga estorbando, conviértase en un agente dinamizador de las
iniciativas de los demás, no solo de las suyas propias o, sino, renuncie. Dele
la oportunidad a nuevas voluntades. Y cuando llegue a un cargo público, por
Dios, continúe las iniciativas exitosas de su predecesor y dele crédito por
eso, aunque sea de tendencia política contraria, no sea tan básico de borrar
las huellas de otros para colocar la suya, de orinar donde orinó el otro para
marcar su nuevo territorio efímero, su reinado.
(Así se ven los viernes culturales en la plaza Sucre de la Secretaría de Cultura)
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