sábado, 29 de agosto de 2020

Cultura de Calle: Tú y yo somos todo el país

Denis Miraldo

Imagínense si el sabio Jacinto Convit estuviera aún con nosotros. Con más de cien años luchando día a día contra el Coronavirus, buscando la vacuna venezolana, esa que se disputan hoy tantos países como Rusia, Inglaterra, Cuba, EEUU, China, entre otros. Seguro con su tenacidad y ejemplo de perseverancia y ética de trabajo ya hubiera sido bautizado como Jacinto Covid, y nos ahorraría  la constante vergüenza de ser un país azotado por la fuga de cerebros y la negligencia de muchos, tanto en el poder político como en las responsabilidades técnicas. Y mejor no digo más.

Nos merecemos un mejor país, es cierto, pero debemos creer, debemos ser mejores, debemos organizarnos para la convivencia productiva y solidaria, hay tantos “debemos” pendientes en la tierra de científicos como Jacinto Convit, Humberto Fernández-Morán, Gloria Teresa Mercader y  José María Benítez, entre tantos otros, en una nación que clama, merece y debe construir “desde ayer” el nivel de vida que garantice el desarrollo que muchos venezolanos en éxodo han descubierto en otras culturas.

Ejemplos tenemos muchos. Día a día conozco gente valiosa que trabaja incansable, con disciplina, autocrítica, planificación, pasión, sentido de pertenencia, fe, honestidad… valores que deberían ser bordados como las estrellas del tricolor nacional.

Recuerdo la canción de Trino Mora “De la boca para fuera” de hace más de cuarenta años, donde criticaba el fenómeno de calcomanías y símbolos nacionalistas que pulularon en aquella época, expresiones externas carentes de profundidad, una moda tricolor, como tantas otras, mientras que el país era saqueado y el complejo de inferioridad ante lo extranjero crecía.

“No hay que ser venezolano / de la boca para afuera / ni cantar alma llanera / para engañarnos mejor”. Así arrancaba el coro de aquella rola que quedó grabada en mi corazón para siempre, y que hoy retumba desde la historia para recordarnos la gran tarea pendiente de nuestra sociedad, la coherencia entre el discurso y la acción.

Dos mil años después que Jesús curara leprosos allá en Galilea, aquí un venezolano logró “el milagro” de desarrollar la cura contra la lepra, además de grandes avances en combatir otras enfermedades como la leishmaniasis y el cáncer. Picó su torta de cumpleaños número cien con sus compañeros en plena faena de trabajo, sin jubilaciones, sin descansos, comprometido con aliviar el sufrimiento y la salud de los seres humanos, dando el ejemplo hasta el último suspiro.

Ese es el país que yo quiero. El que inspira, el que crece y se convierta en ejemplo, la luz para el mundo que estamos destinados a ser, en contra de las conjuras de los seres oscuros que se multiplican entre el oportunismo y la corrupción, regodeados de antivalores, fieles seguidores de la “religión” consumista, egoístas, egoístas, egoístas.

Jacinto Convit (1913 – 2014) se dedicó con pasión durante toda su vida al servicio público y nunca ejerció la medicina privada, por una auténtica vocación humanista. Decía que “jubilarse es la muerte” y nos dejó también el secreto de su longevidad: emprender proyectos, trabajo constante y mantenerse siempre ocupado.

Y termino recordando, a modo de reflexión, un fragmento del gran valenciano José Rafael Pocaterra, tomado de su novela “Vidas oscuras”:

“…Tú y yo somos todo el país: yo el pendejo que trabaja, el que aguanta, el que cree en antiguallas de dignidad, de vergüenza, de honradez, el que mantiene a los zánganos hasta quedar arruinado para merecer luego su desprecio... Pero el castigo de ustedes, los pasados de su fila, de su partido, de su casta; el castigo de los transados viene detrás, ahí mismo, con el negro Estranón hijo de los esclavos de mi padre; ese es el que viene al poder a que tú le sirvas, a que le laves las patas, a que le des una hija tuya, una Gárate blanca... ¡Yo me voy de aquí, a morirme bien lejos... Esta es una gusanera incurable…!

(Imagen tomada de https://wsimag.com/es/ciencia-y-tecnologia/18748-jacinto-convit)

@denismiraldo

Publicado en el Diario La Calle - lacalle.com.ve